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Evaluación

Para diseñar un plan de PRL es imprescindible empezar por un análisis de riesgos.

El Reglamento de los Servicios de Prevención (RD 39/1997, de 17 de enero, BOE nº 27, de 31 de enero) define la evaluación de riesgos como:

El proceso dirigido a estimar la magnitud de aquellos riesgos que no hayan podido evitarse, obteniendo la información necesaria para que el empresario esté en condiciones de tomar una decisión apropiada sobre la necesidad de adoptar medidas preventivas y, en tal caso, sobre el tipo de medidas que deben adoptarse.

Otra referencia normativa es la de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales (Ley 31/1995, de 8 de noviembre, BOE nº 269, de 10 de noviembre), que en su art. 16 especifica que la evaluación de riesgos es el punto de partida para eliminar y minimizar los posibles daños derivados del trabajo, ya que dicha evaluación permite establecer las prioridades en las acciones que se vayan a realizar, determinar los responsables que deben llevar a término esas acciones, y comprobar el grado de eficacia de las mismas.

Por tanto la evaluación de riesgos es, en definitiva, un proceso de recogida de información que permite tomar decisiones sobre si es necesario implantar medidas preventivas o no de acuerdo con la normativa vigente.

El proceso incluye dos fases:

1. El análisis de riesgos

2. La valoración de riesgos

Análisis de riesgos

Para llevar a cabo dicho análisis hay que seguir el siguiente procedimiento:

a) Identificar el peligro, es decir, tomar conciencia de los potenciales factores de riesgo, las circunstancias en que estos aparecen, así como la identificación de los trabajadores expuestos.

La identificación de los peligros se realiza observando las actividades o procesos, observando las condiciones de los lugares de trabajo, inspeccionando los puestos de trabajo, analizando la organización del trabajo y consultando a los trabajadores y representantes.

b) Estimar el riesgo, es decir, medir si la combinación de la frecuencia o probabilidad y de las consecuencias que pueden materializarse en un peligro. Es un cálculo estimativo de la probabilidad de que el riesgo se materialice en accidente o incidente.

Valoración de riesgo

Con los datos obtenidos en el punto anterior hay que proceder a hacer una valoración, es decir, emitir un juicio con criterios técnicos de referencia sobre si el riesgo es tolerable o no y, por tanto, requiere la adopción de medidas preventivas adecuadas.

Es muy útil listar las actividades a valorar, añadiendo a cada ítem información sobre:

    • Breve descripción de la tarea, su duración y frecuencia.
    • Lugares donde se realiza el trabajo.
    • Quien es el responsable de la tarea.
    • Reseñar si hay otros responsables.
    • Instalaciones, utensilios y equipos que se utilizan.
    • Indicar si es necesario utilizar energías eléctricas o sustancias y productos biológicos.
    • Medidas de control existentes.
    • Datos sobre evaluaciones de riesgos que se han efectuado anteriormente.
    • Organización del trabajo.

Identificación del peligro

En el sector docente tienen gran importancia los problemas posturales, las dolencias de la espalda, las alteraciones de la voz, las enfermedades del aparato respiratorio, etc.

También tanto la Dirección como el profesorado se enfrentan a factores cotidianos que fomentan la conflictividad social, atender la diversidad del alumnado, es decir, un conjunto de situaciones susceptibles de generar estrés y tensión.

Por tanto, podríamos hacer una lista similar a la siguiente:

    • Caídas al mismo nivel.
    • Caídas a distinto nivel.
    • Caídas de objetos en manipulación.
    • Choques/Golpes contra objetos inmóviles.
    • Sobreesfuerzos.
    • Contactos eléctricos.
    • Golpes/Cortes con objetos y herramientas.
    • Incendio
    • Contactos térmicos
    • Iluminación
    • Ruido
    • Condiciones termohigrométricas
    • Exposición a sustancias nocivas o tóxicas.
    • Virus
    • Bacterias
    • Carga física y mental
    • Estrés

Estimación del riesgo

Una vez identificados los riesgos hay que estimar tanto su severidad como la probabilidad de que ocurra el daño.

Severidad del riesgo

La Severidad de un riesgo es el valor asignado al daño más probable que produciría si se materializase.

Para asignar dicho valor el técnico deberá imaginar o anticipar el posible daño y compararlo con los daños descritos en la siguiente tabla, clasificándola como baja, media, o alta.

La Severidad daño se clasifica en:

BAJA. Daños superficiales (pequeños cortes y magulladuras); irritación de los ojos, molestias e irritación (dolor de cabeza, de espalda). Lesiones previsiblemente sin baja o con baja inferior a 10 días naturales.
MEDIA. Quemaduras, conmociones, torceduras importantes, fracturas, lesiones múltiples; sordera, dermatitis, asma, trastornos músculo-esqueléticos, intoxicaciones previsiblemente no mortales. Lesiones con baja prevista en un intervalo superior a los 10 días.
ALTA. Amputaciones muy graves (manos, brazos, ojos); cáncer y otras enfermedades crónicas que acorten severamente la vida, lesiones muy graves ocurridas a varias o a muchas personas y lesiones mortales. Lesiones con baja prevista en un intervalo superior a los 10 días.

Probabilidad de un riesgo

La probabilidad de que ocurra un riesgo es el valor asignado a la probabilidad de que ocurra dicho riesgo en una sola exposición, es decir, que una vez presentada la situación de riesgo ocurra la secuencia completa del accidente.

BAJA. Remotamente posible: el daño ocurre raras veces, aunque podría suceder el daño, es difícil que ocurra, la probabilidad de que suceda es remota.
MEDIA. Bastante posible: el daño ocurre en algunas ocasiones. Aunque no haya ocurrido antes podría suceder.
ALTA. Muy posible: el daño ocurre siempre o casi siempre. Lo más probable es que suceda el daño, o que ya ha ocurrido anteriormente.

Grado de riesgo y prioridad de las soluciones

El grado de un riesgo identificado por puesto de trabajo se obtiene a partir de los valores asignados a la severidad y probabilidad correspondientes a dicho riesgo, según la ecuación:

Grado de Riesgo = Severidad x Probabilidad.

Una vez obtenido su grado de riesgo, un riesgo puede calificarse desde «trivial» hasta «intolerable» de acuerdo con la siguiente tabla:

Probabilidad
Severidad Baja Media Alta
Baja Trivial Tolerable Moderado
Media Tolerable Moderado Importante
Alta Moderado Importante Intolerable

Calificación del riesgo

Una vez calificado un riesgo por su grado de riesgo, la siguiente tabla, nos permite decidir si es necesario adoptar medidas preventivas para evitarlo o reducirlo y, si lo es, asignar la prioridad relativa con que deben implantarse tales medidas.

RIESGO. ACCIONES Y PRIORIDAD DE EJECUCIÓN.
TRIVIAL.

No se requiere acción específica.

Prioridad Baja.

TOLERABLE.

Aunque no se necesita mejorar la acción preventiva, se deben considerar si se pueden implementar mejoras que no impliquen ni una excesiva carga económica ni de tiempo.

Prioridad Media.

MODERADO.

Se deben hacer esfuerzos para reducir el riesgo e implantar las medidas para reducir el riesgo.

Prioridad Medio-Alta.

IMPORTANTE.

No debe continuarse el trabajo hasta que no haya desaparecido el riesgo. Hay que tomar medidas de forma urgente.

Prioridad Alta.

INTOLERABLE.

No debe comenzar ni continuar el trabajo hasta que se reduzca el riesgo. Si no es posible reducir el riesgo, incluso con recursos limitados, debe prohibirse el trabajo.

Prioridad Inmediata.

Por último se establecerá un responsable que desarrolle las medidas preventivas, así como un plazo de cumplimiento y un coste económico aproximado para llevar a cabo la acción.